jueves, 10 de julio de 2014

Que te Prohíbe comer la Cultura Rasta


La tradición culinaria Rastafari varía de acuerdo a la región en la que se consuma por la diversidad de productos locales y, es de manera básica vegetariana. La siguiente tabla, fue distribuida durante 1947  en Montego Bay, Jamaica, por los miembros de la YBF y en ella, se establece los tabúes alimentarios que desde aquel momento, los Rastafari comenzaron a respetar. Al respecto, es importante mencionar, que dicha tabla fue la primera en establecer el régimen alimentario Rastafari, y al decir sobre su fecha de publicación, conviene tengamos presente el dato, para nuestro posterior análisis.

NUESTRO TEMPLO TEOCRÁTICO DIVINO DE RASTAFARI

SELASSIE I, TE PROHIBE COMER:

carne, pescado, sal, huevos, sardinas, jamón, tocino, pollo, queso,

productos elaborados con harina blanca tales como pan, pasteles, galletas,

bebidas como leche, milo, quik, cocoa, café, refrescos, bebidas alcohólicas como ron, cerveza, brandy, ginebra, vodka[24].

En un primer nivel, ésta aversión por la carne como privación voluntaria, puede atribuirse a la devoción espiritual por las enseñanzas bíblicas sobre la pureza y mantenimiento del cuerpo. Esta primera justificación, se ubica en el mandamiento dado por Yahvé a Moisés donde les ordena a los israelitas la prohibición en el consumo de sangre ya que “Si cualquier hombre de la casa de Israel  o de los extranjeros que habitan entre ellos, come alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que coma sangre, y la eliminaré de su pueblo, porqué la vida de la carne en la sangre está”.[25] Esta posición, fue reforzada por el quinto mandamiento de Dios que marca “no matar”. Así pues, dentro de este primer plano, la obediencia a Dios y sus mandamientos, juegan un papel preponderante como sustento ideológico contra el consumo de carne y en substitución de ella, el optar por una dieta vegetariana también se sustenta por citas bíblicas y mandamiento divino; “dijo Dios: mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer”;[26] pero por otro lado, el Antiguo Testamento, contiene una formula bien precisa para distinguir las carnes aptas para el consumo, de las prohibidas. Dicha formula, concentra la atención en ciertas características fisiológicas de los animales que se consideran puros para  consumir, entre los que se encuentran los de pezuña hendida y rumiantes, los de río o mar con aleta o escamas, e insectos que además de andar sobre sus cuatro patas tengan zancas para saltar.[27]

Esto nos lleva a concluir entonces, que vacas, ovejas, cabras, saltamontes, langostas y un sinnúmero de peces, (por sólo mencionar algunas especies), son aptos para comer de acuerdo al mandamiento divino y, otro sustento bíblico al respecto, lo encontramos en los relatos sobre las ofrendas y sacrificios que el pueblo de Israel debía preparar para Yahvé: “Matarás al carnero y rociarás su sangre en el altar por todos sus lados […]. Tomarás el pecho del carnero de las consagraciones, que es de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé. Esta será tu porción. Apartarás el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda reservada, lo que fue mecido y lo que fue reservado del carnero de la consagración de Aarón y de sus hijos, pues será para Aarón y para sus hijos según estatuto perpetuo dado a los hijos de Israel”.[28]

Este pasaje bíblico, justifica el consumo de ciertos animales ya que además de tomar en cuenta la distinción entre los animales aptos para comer, de los no aptos, explica la aceptación divina de su consumo aún teniendo en cuenta la prohibición en la ingesta de sangre, pues Dios, muy oportunamente, reservaba para sí la parte espiritual del animal, es decir la sangre, en tanto que sus residuos corpóreos podían ser repartidos entre sus sacerdotes; no obstante, dicha justificación parece no tener sentido dentro de la culinaria Rastafari; entonces, ¿realmente la aversión a la carne dentro de la tradición culinaria Rastafari, está determinada por parámetros espirituales y de obediencia a los mandamientos divinos?. Dentro de un primer plano, esta aversión podría estar justificada en cierta medida por los parámetros de devoción espiritual, pero habría que indagar más allá  para entender el verdadero simbolismo hacia dicha aversión.

Conviene entonces primeramente analizar por qué los Rastafari nombran a su comida I-tal y no vegetariana; la comida vegetariana incluye una serie de productos naturales y semi naturales, es decir, verduras, frutas, legumbres, leguminosas, productos derivados de los animales como leche, queso, crema y una serie de productos enlatados, pasteurizados e industrializados, pero nunca, el consumo de la carne animal. Por otra parte, el I-tal Food es una derivación del Ingles criollo jamaicano [Patuá] que significa Vital[29], y se refiere a productos totalmente naturales, es decir, sin ningún tipo de alteración química o intervención para su cocción por la mano del hombre.

Ahora bien, ¿Por qué entonces, la tradición culinaria Rastafari, prefiere la alimentación I-tal, de la vegetariana y la carnívora?, para formular nuestra hipótesis, será primeramente necesario analizar brevemente la alimentación plantocrática durante el régimen colonial y las condiciones económicas y sociales en Jamaica durante las primeras décadas del siglo XX, puesto que éstos dos, son remanentes históricos fundamentales en el surgimiento de la cultura Rastafari y por ende, fungen como memoria colectiva de su historia como pueblo.

Los parámetros económicos en las plantaciones, buscaban el balance nutricional de los esclavos y como normalmente las plantaciones estaban bien especializadas en la agricultura de explotación, el esclavo no producía alimentos para si, o bien, la producción de alimentos para el autoconsumo era marginal; al respecto, Villapoll apunta que quizá a esto se deba que en muchas antiguas colonias del Caribe, pueda observarse hoy en día, que los hábitos alimentarios no estén en relación con el potencial ecológico. Es normal ver, como los alimentos manufacturados en otros países, invaden el mercado de estas zonas, que tienen tierras baldías, alto índice de desempleo y mares sin explotar[30] y conviene tener presente su hipótesis para líneas posteriores. El hecho aquí, es que la comida en la plantación, fundamentalmente se basó en la ingesta de arroz, maíz, algunas raíces farináceas como la papa, boniato, yuca o ñame, plátano, tasajo, bacalao, manteca de cerdo y una gran cantidad de carbohidratos provenientes de la caña de azúcar.

El consumo diario de carne y productos de origen animal, era un lujo que sólo estaba reservado a una diminuta cantidad de esclavos, como lo pudieron haber sido las nodrizas, amos de llave y cocineras, pero con seguridad, la base alimentaría para los esclavos durante la época colonial, fueron porciones grandes de frutas, vegetales y leguminosas.

Esta condición, no varió mucho de colonia en colonia y cuando finalmente se desataron las guerras de liberación y se consiguió en algunos casos la abolición de la esclavitud y en otros además, la independencia y creación de nuevos Estados nacionales, el negro esclavo ahora convertido en ciudadano, o en otros casos (como Jamaica) en súbdito asalariado de la Corona, tuvo que conformarse una vez más con ocupar el lugar más bajo en la escala social y con ello, la discriminación racial traspasó las fronteras al ámbito de lo cultural, político y económico que trajo consigo la plena convicción de que el afrodescendiente no podría desarrollarse plenamente como individuo, sino por medio de la dominación del blanco.

Este sistema se reprodujo a lo largo y ancho del continente americano y por supuesto, la zona antillana no fue la excepción. El grado de pobreza y desigualdad social fue tal que por ejemplo en Jamaica (por mencionar nuestro caso particular), la tasa de desempleo en las décadas de 1920 a 1940 osciló entre el 30 y el 45%, siendo la mayoría negra, el sector poblacional más afectado, pues sin nada en que trabajar y sin tierras que sembrar, la calidad de vida descendió al grado de pobreza extrema.

Para la primera mitad del siglo XX, la distribución porcentual de origen racial en Jamaica era de 90% negros, 5.8% negros mezclados, 1.7% indios, 0.7% chinos, 0.7% blancos y 0.2% de otras razas o grupos étnicos no establecidos[31] y la desigualdad económica reflejada en el consumo alimenticio era extrema, la harina de trigo era la fuente de proteínas para el 25 por 100 más pobre de la población, situándose el pollo y la carne de vacuno en los puestos décimo y décimo tercero; mientras que para el 25 por 100 más rico, en cambio, el vacuno y el pollo ocupaban el primero y el segundo puesto respectivamente, y la harina de trigo, el séptimo[32].

Esta condición, explica las grandes olas migratorias jamaicanas durante la primera mitad del siglo XX a países como Panamá, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos e Inglaterra y nos proporciona las bases para entender porqué el grueso de la población, basó su dieta alimentaría en productos vegetales y no animales, pues los primeros, eran de mayor accesibilidad económica que los segundos.

Hasta aquí, tomando en consideración que la experiencia histórica contribuye al desarrollo y selección de la costumbre alimentaría de un pueblo, podríamos establecer que la aversión por la carne dentro de la culinaria Rastafari, en un primer nivel puede ser justificada por la devoción espiritual y la obediencia a los mandatos bíblicos, pero al no coincidir esta explicación con respecto a la ley divina sobre los animales puros e impuros para su consumo, la respuesta más racional nos la proporciona el conocimiento sobre las condiciones sociales y económicas  que prevalecieron dentro de la memoria colectiva de los Rastafari en Jamaica y luego se expandió hacia los de todo el mundo.

Cuando nació la cultura Rastafari en 1930, la aversión por la carne aún no figuraba en el complejo simbólico que regía la forma de vida de los primeros Rastafari; esa situación cambió cuando en 1947, con la aparición de la tabla alimentaría Rastafari y más concretamente con la creación de la primera Orden Rastafari, es decir, la Orden Nyahbinghi y la elaboración de sus estatutos, se creó la aversión carnívora dentro de la dieta Rastafari como denominador común de su identidad.

Los primeros Rastafari, durante un periodo aproximado de diecisiete años, podían comer cualquier alimento sin restricción alguna (más que la económica), en este sentido, nuestro argumento se sostiene debido a que la posterior aversión por la carne, tiene una implicación que va más allá de lo espiritual y se forja en la memoria colectiva sobre los hechos socioeconómicos que sus antepasados y ellos mismos durante su juventud tuvieron que vivir; no obstante, como forma de resistencia social frente al neocolonialismo inglés en la isla y, acorde a su creciente filosofía sobre la redención bajo el mando de un Dios africano, la justificación más coherente aunque disfrazada, fue la de los mandatos bíblicos y el orden espiritual en sus vidas.

En este sentido, la tradición alimentaria Rastafari forma parte de un proceso de tradiciones inventadas, en tanto que la apelación al pasado mítico,[33] figura como semejanza histórica entre la génesis de su naciente cultura y la de los hebreos como el pueblo elegido por Dios, mientras que al mismo tiempo se da un “olvido” selectivo que en este caso es el de la impotencia económica por conseguir productos carnívoros para el consumo alimentario.

Esta hipótesis puede explicar porqué la cultura Rastafari fue aceptada y diseminada  rápidamente en los sectores más populares de la sociedad jamaicana y antillana. Líneas arriba hemos mencionado la postura de Villapoll sobre el porqué los mercados antillanos son invadidos con productos manufacturados en el extranjero para la alimentación popular, mientras que una gran cantidad de campos fértiles para la agricultura están sin explotar; a partir de esta posición, se pueden explicar las razones que tuvieron los Rastafari para que ellos y la mayoría de la población aceptaran con celeridad la comida I-tal que se convirtió en una tradición culinaria que los llevó a desarrollar un sistema de agricultura autosuficiente y disminuyó los gastos personales y/o familiares destinados a la alimentación. Con ello, no sólo se presentó la renuncia a la dieta carnívora, sino en cierta medida también a la de tipo vegetariano (libre de carne, pero con inclusión de productos manufacturados) que era más cara.

Ahora bien, si la justificación “oculta” por la aversión a la carne fue el hecho económico y social en la Jamaica del siglo XX, ¿como se podría explicar la misma aversión que practican y aceptan los Rastafari con un mayor grado de ingresos económicos?

Durante la década de 1950 y 1960 con el auge del reggae, el pensamiento e ideales de la cultura Rastafari se fueron expandiendo y poco a poco gente de distintas razas, nacionalidades y estratos sociales, adoptaron la identidad Rastafari y en el caso de la alimentación, lo I-tal se adecuó conforme a los productos originarios de cada región; para estos momentos, lo I-tal ya estaba bien definido y pasó al mundo entero como una tradición Rastafari, es decir, como una practica fija, formalizada e institucionalizada; es por ello que al convertirse en tradición, la justificación “oculta” pasó a segundo termino de manera estructural, y la economía de los Rastafari ya no fue determinante para optar por lo I-tal o lo carnívoro, pues simplemente la tradición dictaba que lo I-tal era lo apto para comer mientras que lo carnívoro no.

En este sentido, una última justificación que dista tanto de lo espiritual como de lo económico, se creó en referencia a la salud, higiene y nutrición, ya que se observó que los productos vegetarianos pero manufacturados con químicos y preservantes, podían alterar la salud.

Esta justificación en torno al balance entre cuerpo saludable y espiritualidad pura, llevó a la prohibición de otros productos como las bebidas alcohólicas y el refresco, pues aunque la primera encuentra además una justificación bíblica: “habla a los hijos de Israel y diles: el hombre o la mujer que se aparte haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Yahvé, se abstendrá de vino y de sidra. No beberá vinagre de vino o vinagre de sidra, ni licor de uvas ni tampoco comerá uvas frescas ni secas”,[34] la prevención de las distintas enfermedades (en este caso cirrosis) que la mala alimentación pueden ocasionar, nos plantean una excusa más apropiada si tomamos en consideración la desconfianza y el rechazo a la medicina occidental por parte de los afrodescendientes como remanente histórico de la esclavitud y con ello, de la tradición africana hacia la sanación por medio de hierbas o remedios naturales y no químicos.

Por ende, al tener una alimentación I-tal, el Rastafari previene una serie de enfermedades que da como resultado, evitar el contacto con la medicina occidental y en dado caso de enfermar, el tener la posibilidad de recurrir a preparaciones naturales para su mejoría y además, equilibra el plano físico con el espiritual mediante la salubridad de su cuerpo. De aquí se sugiere que los parámetros de “una alimentación adecuada”, no dependen solamente de la producción alimentaría y el poder adquisitivo, pues si bien, aunque ambos elementos son determinantes en las gestas de la tradición culinaria como un componente más de las tradiciones inventadas, cuando éstas finalmente son institucionalizadas, la justificación histórica se va olvidando colectivamente y es substituida por nuevos parámetros que en nuestro caso, fueron los de de sanidad, higiene y salud.

  Fuente: Pacarina del Sur - http://www.pacarinadelsur.com/home/mascaras-e-identidades/383-la-cultura-rastafari-y-sus-principales-manifestaciones-identitarias - Prohibida su reproducción sin citar el origen.

1 comentario:

  1. no importa lo que comas importa mas, tu espiritualidad y reconocer la divinidad de Haile Selassie I, "mas contamina lo que sale de la boca , que lo que entra en ella"

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